La dulce vuelta a casa
Introducción
Hace tiempo que no puedo escribir mucho porque en mi maravillosa empresa les dieron por cambiarme de proyecto cuando más agusto estaba en uno. No es nada raro en ese tipo de empresas, en este caso consultoras. No les gusta que te adormezcas, quieren que salgas de tu zona de confort, que avances, o simplemente lo hacen por joder, no lo sé.
La cosa es que en el proyecto en el que estaba, lo podía hacer todo prácticamente desde Linux, con mi Emacs maravilloso del que algún dia hablaré porque diseñé bastantes funciones y cosas específicas para facilitarme y automatizar el trabajo en esa empresa. Pero llegó el cambio de proyecto y ya la cosa cambió. Ahora estoy obligado a trabajar con Windows, y peor aún, con Windows 11. Pero la cosa ha ido a peor. Prácticamente se me obligó a usar un IDE específico, el Pycharm, un IDE muy optimizado para Python. ¿Por qué este cambio? Pues lo de siempre, los programadores, que saben mucho de programar pero parece que no saben de nada más y como en esa empresa empezaron a manejar un framework específico con un IDE concreto, pues no saben salir de ahí y si tu llegas nuevo solo te saben enseñar a manejar ese framework con ese IDE y poco más.
Un poco fuera del tema diré que para mí los programadores es gente muy extraña. Saben hacer algo que normalmente es complejo como programar pero luego son completos inútiles en tareas más sencillas. Es como si fueran muy buenos jugando al ajedrez pero luego incapaces de jugar al parchís.
Mi calvario personal
No voy a comentar nada sobre si Emacs es mejor o peor que otros IDEs o editores, no es el tema a tratar aquí. Yo solo diré que aunque Pycharm puede ser un muy buen IDE, de hecho, me lo parece, yo lo pasé muy mal. No solo era aprender un nuevo framework, una nueva forma de trabajar, un montón de información nueva acerca del nuevo proyecto al que me incorporaba y un montón de cosas más sino que el manejar Pycharm era horrible pero por algo muy simple, la memoria muscular.
Todo usuario de Emacs conoce esto. Una de las maravillas de Emacs es que cuando vas aprendiendo poco a poco las distintas combinaciones de teclado, eso hace que tu flujo de trabajo sea rapidísimo. Por ejemplo, en el proyecto anterior, tenía que trabajar muchas veces contrarreloj y gracias a Emacs y a esta velocidad adquirida me ayudó mucho a terminar tareas que por la naturaleza del proyecto tenía que terminar en un tiempo determinado y muy corto. Todo ello es porque a pesar de ser muy criticados por los neófitos, las combinaciones de teclas hace que no pierdas el tiempo al levantar la mano para hacer las cosas con el ratón y tu productividad aumnenta a niveles increibles.
Esa memoria muscular y estos atajos de teclado tienen una cosa buena y también cosas malas. La buena es como he dicho que en un entorno Emacs pareces un genio, pero fuera de él, continuamente acabas tirando de esas combinaciones para hacer lo que harías en Emacs y puedes liarla muy parda. Esto me ha pasado incluso estando en otros programas como puede ser el navegador web, por ejemplo.
Así, que en Pycharm, y por si alguien me lo dice, sí existe un plugin que te pone las combinaciones de Emacs, pero son las básicas y muchas tareas de Pycharm no tienen su equivalente en las combinaciones de Emacs. Así que durante los primeros días, parecía un retrasado mental que nunca había tocado un ordenador en su vida. Posteriormente, me enteré que esto provocó incluso preocupación en mi nuevo equipo del nuevo proyecto, para que veáis lo torpe que era por no poder usar Emacs.
Así que una noche, quitándome horas de sueño dije; yo me instalo Emacs como sea y aunque lo tenga que hacer a escondidas, ya que en la empresa del nuevo proyecto son muy estrictos con el software que puedes o no usar, voy a usar Emacs o moriré en el intento.
Más adelante haré otro post que estará en la sección de Emacs, de cómo tuve que hacerlo, las tretas que tuve que utilizar y cómo lo acabé usando incluso sin que nadie se diera cuenta. De momento solo diré que gracias a que lo conseguí mi trabajo mejoró muchísimo, incluso fui más rápido a la hora de aprender las nuevas características del framework que ibamos a usar y mi nuevo equipo se sorprendió mucho de repente lo rápido que mejoré y me me adapté a mi nuevo entorno. Coñe si solo me falta decir que que hasta mejoré en la cama y me salió pelo en la cabeza. Vale, las dos cosas anteriores son falsas pero las otras no.
Finalizando
Para terminar diré por un lado que no entiendo a las empresas que obligan a los trabajadores a tener que usar determinadas herramientas que normalmente no son tan productivas como Emacs, pero que además te exigen que si seas productivo. Es como si me atasen las manos y me dijeran que tuviera que programar rápido tecleando con la nariz. Por otro lado, siempre he sido un gran defensor de GNU/Linux y lo sigo siendo y pienso que es el sistema operativo mejor y mas productivo para el trabajo. Aun asi, si a mi me dejan usar Emacs, y lo bueno de Emacs es que esta para Windows, iOS, GNU/Linux y Android, ya lo del sistema operativo empieza a darme igual.
/gemlog/